Ubicado al sudeste brasilero, el estado de Espíritu Santo es conocido por tener un gran potencial turístico, debido a que alberga asombrosas playas, para todos los gustos, edificaciones antiguas y restos históricos que datan de la época de la colonización.
La ciudad de Vitória, su capital, fue fundada en 1551 y es la segunda más antigua de dicho estado. Posee playas, imponentes construcciones coloniales, puertos y una calle peatonal a orillas del mar, junto a la playa de Camburi. En las plazas Desejo y los Namorados hay gran cantidad de pubs y restaurantes, que cuentan con gran prestigio, ya que en muchos de ellos puede disfrutarse del plato típico más famoso, la moqueca capixaba, que se sirve en olla de barro.
El espíritu de la historia está presente
La costa de Espíritu Santo tiene 411 kilómetros y encantadoras playas, donde es posible bucear y pasear en barco – que se encuentran saliendo de Vitória en dirección al sur (sólo la capital es una isla, el resto del estado está en el continente). Entre ellas destacan Anchieta, Guriri, Setiba, Tres Praias, Marataízes y Guarapari, que es el balneario más famoso del estado. La arena monacita de estas playas es considerada medicinal, por lo cual es muy apreciada por los bañistas. En Guarapari, la playa deCastanheiras ofrece un espectáculo maravilloso a finales del verano: el vuelo de bandadas de miles de golondrinas de mar que se recogen a descansar en los árboles.
Además de los bellos paisajes, el estado preserva un gran patrimonio histórico y cultural en el que sobresalen São Mateus, con casonas construidas en los siglos XVIII y XIX; y Vila Velha, que es la ciudad más antigua de la provincia por lo que es considerada como cuna de la colonización de Espíritu Santo. Destaca también el Convento da Penha (1558), uno de los más reconocidos de Brasil.
Los lugares más frecuentados por los turistas en la capital son: el Palácio Anchieta, una construcción iniciada con la fundación de la ciudad, que fue colegio, iglesia y, en la actualidad, es la sede del Gobierno; la Iglesia de São Gonçalo, que data de 1766 y es apreciado por su estilo colonial jesuítico; la Catedral Metropolitana, del siglo XX, en estilo gótico; la Capilla de Santa Luzia, primera construcción de la ciudad, que fue edificada sobre una roca; la Iglesia do Rosário, donde para entrar es preciso subir 95 peldaños; el teatro Carlos Gomes (1927), una réplica menor de la Scala de Milán; y el Morro da Fonte Grande, donde se puede tener una excelente vista panorámica de Vitória y de Vila Velha.
Por otro lado, la ciudad de Itaúnas, donde la naturaleza es la protagonista, ofrece sus majestuosas dunas de arena, algunas con hasta 30 m. de altura. El Parque Estadual de Itaúnas guarda un rico ecosistema, con bancos de arena, ríos, lagos, playas y abundante vegetación. Allí se encuentra también una de las principales bases del proyecto Tamar, un centro de estudios de tortugas marinas, donde, de septiembre a marzo, el visitante puede observar el desove de las tortugas.
Sobre el turismo en Brasil
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